Sobre la posverdad

El Diccionario Oxford entronizó en 2016 un neologismo como palabra del año: se trata de la posverdad (o post-truth en inglés).

Esta palabra viene a significar lo siguiente: «relativo a las circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos a la hora de modelar la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal».

La concepción del neologismo surge de un editorial publicado en ‘The Economist’, en el que ya se insinuaba el desenlace de las elecciones norteamericanas a propósito de la emoción: «Donald Trump es el máximo exponente de la política ‘posverdad’, (…) una confianza en afirmaciones que se ‘sienten verdad’ pero no se apoyan en la realidad”. En definitiva: se trata del triunfo de las vísceras y el instinto sobre la razón y la lógica. Es la muerte definitiva de la modernidad, y el surgimiento de una sociedad distinta, nueva. 

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¿Qué implicaciones tiene este nuevo mundo «posmoderno»

La posverdad es un asunto demasiado extenso como para tratar de abordarlo desde todos sus ángulos aquí. Nuestro objetivo es ir al grano, así que nos centraremos en un ejemplo sencillo y concreto para ver hasta qué punto afecta la posverdad a nuestra vida cotidiana:

TITULAR 1: «Venezuela pagó 7 millones a Iglesias y Monedero para extender el bolivarismo«

 

Y bien: para una sociedad dominada por la posverdad, no importará tanto el hecho de que exista una relación de financiación real entre Podemos y Venezuela, como que se hable permanentemente de ello. La sola insinuación de un argumento repetido infinitamente se convierte automáticamente en verdad ante los ojos de los seguidores pasivos de un determinado medio.

TITULAR 2: «Encuesta interna de Podemos: el 50% de los votantes cree que Caracas financió al partido«

 

Poco importa tener una opinión favorable o contraria, o que los hechos sean realmente verdaderos; sólo que sean asumidos como tales. Cualquier desmentido al respecto, aun basado en argumentos honestos, contará, desde entonces, con una losa demasiado pesada encima de la que probablemente no llegue jamás a desembarazarse.

TITULAR 3: «La Fiscalía de la Audiencia rechaza investigar a Podemos por supuesta financiación de Venezuela e Irán«

La noticia dice lo que sigue:

«La Fiscalía de la Audiencia Nacional lo tacha (al Informe PISA, acrónimo de «Pablo Iglesias Sociedad Anónima») de «supuesto informe policial», y precisa que «carece de cualquier membrete oficial que acredite tal carácter oficial» (…)
La Fiscalía descarta, por tanto, la presunta comisión de delitos de financiación ilegal, fiscales y de blanqueo por parte de Podemos y sus dirigentes. Respecto al delito fiscal o el blanqueo, el fiscal Carballo precisa que «no existe el más mínimo sustento documental o de otro tipo que acredite su existencia».
Además, agrega que la denuncia presentada es un «conjunto desordenado de reproducciones de noticias» publicadas en prensa.»

 

Algo que no tiene por qué ser necesariamente cierto se convertirá en creencia, en cultura general, y por tanto adquirirá el estatus de realidad. Señoras y señores: esto es la posverdad. La creación de la realidad a capricho. Y suena demasiado a Goebbels como para tratarse de un nuevo concepto…

 

 

Cuídate de no contribuir en la construcción de un mundo que no existe; puede que un día te despiertes en una auténtica pesadilla que tú mismo ayudaste a hacer realidad.

No caigamos más en las mismas piedras con otros nombres.

 

 

 

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