«Mirad: vosotros, con vuestros modelos económicos reconocidos en Pincetone, en Hardward y en Oxford, sois como gente que va en un tren espléndido, dotado de las mejores cosas (con televisión, con bar, con aire acondicionado…). Un tren que va a 200 kilómetros por hora hacia el norte como una flecha. Y en un momento dado, vuestro tren se detiene en un paso-nivel, y allí os encontráis conmigo, que voy andando por el camino que cruza la vía con un burro y cuatro herramientas rudimentarias, porque esa teoría económica que deseo no la tengo, y voy con lo poco que tengo a ver qué encuentro por ahí. Y entonces me decís: «¡Pero hombre, no seas tonto! ¡Súbete al tren, que tenemos todas las comodidades y además vamos a 200 kilómetros por hora!» Y yo os digo: «Sí, Yo voy a 5 kilómetros por hora, pero vosotros vais hacia el norte. Y yo no voy hacia el norte, yo voy hacia el sur. Y cuanto más me suba con vosotros, más lejos estaré de donde voy, mientras que si continúo como estoy, me iré acercando a lo que quiero. Y si no llego no importa, porque eso es un hecho biológico, pero no histórico. Sé que voy a la historia».
De modo que les dejo pasar y sigo con mi burrito hacia el sur, mientras ellos se ríen y dicen que es «cosa de humanistas».
Esto es lo que ocurre cuando hablo con mis colegas economistas, que me escuchan con cortesía, e incluso con afecto, pero pensando que todo lo que digo son utopías o «cosas de humanista». Y la palabra «humanista» en sus labios tiene un sentido peyorativo del cual me enorgullezco.
Sé que este sistema, el sistema capitalista, es un hecho histórico, y como tal, evolucionará y cambiará. Puesto que está tropezando con límites que no puede salvar.»
Jose Luís Sampedro, 1992
Un comentario en “Dirigirnos hacia donde queremos, por Jose Luís Sampedro”