*El sueño de Begoña Villacís. Que no digo El sueño de ella, sino Mi sueño con ella. Espera, eso suena un poco raro. Nada que ver con un sueño erótico. Bueno, en principio no…
Aquí Mateo, Begoña Villacís y yo, tirados en un colchón largo fumando tabaco con especias de la risa (que suena mucho mejor que decir tabaco con droga). De repente me deslumbra la diamantina luz de la profundidad. Con la pedantería que me caracteriza cuando renuncio a la dulce, embriagadora y grácil pero sobre todo estéril estupidez, me pongo serio y digo
-Bienvenidos a la despiadada guerra de la vida. Pensad que cada uno llegó a tener alguna vez su parte alícuota de poder, y que si uno entraba en conflicto con los otros era por protegerla o por ampliarla. No obstante, ahora, tras siglos y siglos de luchas desequilibradas, la inmensa mayoría tenemos una porción ínfima de poder y nos dedicamos a despellejarnos por arrebatarnos el próximo milímetro. Todo mientras aquellos que ostentan millones y millones de hectáreas ríen, campan a sus anchas y siembran nuestras disputas para engañarnos y arrebatarnos lo poquito que nos queda
-¡Eso díselo a los moros! –dice Mateo.
-¿Los moros? ¿Y qué tendrán que ver los moros?
-Digo los jeques
-Ah
De pronto decido volver al estado de profunda subnormalidad. Es lo más socio-coherente
-Pues no será por los que tenemos aquí. Que se lo pregunten a los malaguistas, a ver qué opinan ellos sobre los jeques
-Ná bueno
-¡Yo tengo el número de un jeque! –dice de pronto Begoña Villacís, con los rojitos ojitos iluminados como los faros de una ambulancia
-JAJAJAJAJAJAJAJA –retumba por toda la estancia un descojone conjunto- ¡Qué vas a tener tú! –pronuncia uno por la boca del otro –¡Teskiyá, Bellota Villacís! –pronuncia el otro por la boca del uno
-Lo digo en serio. ¿Queréis que lo llame?
-JAJAJAJAJAJAJA –otro descojone conjunto se solapa con el eco del descojone anterior- Venga. Corre, llama
La concejala de Ciudadanos agarra su aifon-super-osea: con funda rosita y perlitas y diamantes. Se lo coloca en la oreja y comienza a parlar
-Shishi, wishi, uishi, wishi…
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
-Wishi, sihi, uishi, sish…
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA… ¿Se supone que eso es hablar árabe? –llorando de la risa dice el Mateo como puede. Yo también me estoy desorinando
De pronto dejamos caer a la risa, que ya nos duele toda la cara y el abdomen, y en el vacío del silencio que se crea, una voz tenue logra surgir del artefacto de la manzana mordisqueada de Begoña, penetrando en nuestros cuatro oídos acolchados. Aparentemente está contestando a sus palabras. Esa voz sí que parece árabe
-¡Ostia! No me jodas…
-Que va a ser verdad y todo…
-Shishi, uishi, wishi, sushi…
“No… no puede ser ¡Esto es absurdo!”, pienso
pienso
Y de repente, LA CLARIVIDENCIA. Entornando un poco los ojos y con la mirada fijada a la pantallita del aifon de la política madrileña, consigo ver lo que está ocurriendo en realidad ¡La trampa ha sido sencilla pero ingeniosa! Ha puesto a reproducir un video en Yutub de un discurso en árabe, o algo similar: tan sólo está fingiendo una conversación con el vídeo, pausándolo para contestar y reanudándolo luego para ser contestada
-¡Bribona! ¡Bellaca! ¡Nos has intentado timar!
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA –ríe ella; ríe la última
En ese momento se me ocurre una frase de mierda. No sé por qué me parece tan ingeniosa
-Se pilla antes a uno de Ciudadanos que a un cojo
-Mentira ¡Mira el CIS! –dice Begoña Villacís
-Tienes razón, Begoña. Parece que nos la habéis colao bien…
Mateo yace a mi lado, roncando como un gorrino. Probablemente vaya a votar a Ciudadanos en las próximas elecciones. No en vano, son el engaño sensato.
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