Mientras se reconocía la tragedia de la crisis, los medios sembraban la preocupación de que en algún país europeo llegase al poder algún gobierno dispuesto a cambiar las políticas dominantes. Sucedió en Grecia ante las elecciones de mayo de 2012. En este país, dos partidos, los conservadores de Nueva Democracia y los socialdemócratas del PSOK, llevaban décadas alternándose en el gobierno y ahora aplicando ambos las políticas y los recortes que han sumido a los griegos en la desesperación. La víspera de las elecciones, la prensa española afirmaba que «a tenor de los datos de los sondeos, en el más optimista de los escenarios Nueva Democracia y PSOK pactarían un ejecutivo de coalición» (El Mundo, 5 de mayo de 2012). No se entiende que la crónica electoral se pronuncie afirmando que el mantenimiento del poder por los mismos que han llevado al país a la crisis será el escenario más optimista.
Como no fue eso lo que sucedió, sino que el segundo partido más votado fue la Coalición de Izquierda Radical (Syriza), otro periódico español reaccionó calificándolo de «cataclísmo electoral» (El País, 7 de mayo de 2012). Esa prensa que siempre califica las elecciones de «fiesta de la democracia» cuando ganan los partidos habituales, casi nos presenta esta situación como una «tragedia griega» cuando les hacen sombra otros diferentes.
Desinformación, Pascual Serrano.