«La primera vez que se ha suspendido un partido de fútbol por insultos en La Liga española no ha sido por gritar “maricón”, “negro de mierda” o “puta”, sino por llamar “nazi” a un nazi.»
La primera vez que se ha suspendido un partido de fútbol por insultos en La Liga española no ha sido por gritar “maricón”, “negro de mierda” o “puta”, sino por llamar “nazi” a un nazi. La afición del Rayo Vallecano, Bukaneros, se lo llamó al jugador del Albacete Roman Zozulya, quien ha mostrado sus simpatías públicamente con hinchas neonazis y con su compatriota, admirador de Adolf Hitler y asesino de judíos, Stepán Bandera. No era un insulto, era una descripción.
En España hemos oído cánticos racistas, homófobos y machistas en los campos de fútbol y no se acabó nunca el juego. Samuel Eto’o quiso dejar un partido en el que le llamaban mono y el árbitro no paró el encuentro, le paró a él para que no se fuera. Ni siquiera se suspendió cuando los ultras del Betis aplaudieron a un jugador por maltratar a una mujer. Incluso ha habido ultras expulsados de los campos, pero los insultos han continuado. Es decir: se toleran comportamientos fascistas por años y se censura justo el día en el que se denuncia a un nazi. No es tan casual como causal.
Hay una parte del fútbol, de los medios de comunicación y de la sociedad que tiene normalizados el machismo, el racismo y la homofobia. Hay un fútbol tan homófobo que ni los jugadores gais salen del armario. Hay prensa que llama «patriotas», «nostálgicos» o «constitucionalistas» a fachas que posan con la bandera franquista; prensa que critica más a los que gritan “nazi” que al nazi mismo. Hay gente orgullosa de votar a Vox y otra a la que no le parece tan mal lo que dice la ultraderecha; hay personas que piden cadena perpetua a los violadores cuando son extranjeros y la absolución cuando son españoles; y otros que no se dan ni cuenta de lo normal que les parece todo esto.
Por eso les agrede precisamente que se descubra un nazi ante nosotros, porque desvela el fascismo cultural admitido y blanqueado que nos atraviesa como si tal cosa. La confusión moral es tan perversa que La Liga y el Rayo sacan sendos comunicados condenando la violencia, el racismo y la xenofobia; o sea: tres actitudes nazis. El club va más allá y dice que no debe discriminarse ninguna ideología. Este es el problema, que todavía hay que señalar lo obvio: el nazismo y el fascismo no son ideologías tolerables, precisamente porque son intolerantes y criminales.
Pero claro, tenemos al presidente de La Liga, Javier Tebas, también ex Fuerza Nueva y actual votante de Vox, que equiparó el apelativo “nazi” con el insulto “homosexual”. Otra vez hay que explicar una obviedad: la diferencia entre llamar a alguien “maricón” y llamarle “nazi” es que el primero es un insulto que daña la dignidad de la persona y el segundo es una descripción que nos protege de quienes dañan la dignidad de las personas.
Zozulya es nazi. Es a él y a la gente como él a la que hay que parar, no el partido.
Carne Cruda (#616)