-Que no te pienso besar, ¡a ver si me vas a pegar el coronavirus!
-A esta distancia entre balcones es difícil. Además, se me ve sano
-Es broma. Me preocupa bastante más que me contagies algo peor. Apenas nos conocemos, y me da miedo descontrolarme
-¿Es por tu novio?
-Peor: es porque el virus del deseo se ha apoderado completamente de mí
-Ese es el virus más contagioso; y es el más letal también
-Me estoy quemando… Ya estoy perdida. No sé si será esta puta prohibición de tocarnos lo que me pone tanto…
-La prohibición funciona como el mejor afrodisíaco. Yo también me noto infectado hasta las trancas
-Vecino… no puedo más. Algo debemos hacer
-Por fortuna aún existe una vacuna natural contra el deseo
-¿Cuál? Dime cuál
-Su realización. Sin más, vecina
-Entonces, baja a sacar al perro y compra condones de una vez. Que quiero apagar este fuego y seguir con mi célibe encierro en paz
*(Y si acabamos en el hospital, me pido la cama contigua. Gastaremos los que nos sobren).*