Desde que el tiempo es tiempo los miedos son el motor de la gente, nuestras sombras policiales, ladronas, agresivas, nuestra voluntad de controlar el desorden de otros para una conciencia plagada de pánico; sombras, sombras aquí y allá de algo triste, de guerras preventivas, de odio inseguro y envidias, de cínicas ordenes alienantes, sombras que se persiguen o que amenazan con perseguirse unas a otras hasta el infinito de sus miserias. Miedos contra el ridículo, contra la valoración ajena negativa, contra el negocio y el hambre de los malos negocios, contra los males que azotan el mundo desde los medios; guerras, (pavor, miedo, tiembla) guerra. Miedo a los malos, miedo a los buenos, ¿pues todos los buenos son cínicos? ¿todos ocultan algo? Miedo a la pérdida, a la derrota, a la enfermedad, a la muerte en vida. Miedo de todo menos del miedo; y con miedo no hay libertad que valga.