Planean la creación de un universo paralelo virtual: ¿Paraíso o infierno?

¿Viste Avatar de James Cameron? Recordarás entonces ese planeta alucinante llamado Pandora y a sus habitantes larguiruchos, unos humanoides azules estrechamente vinculados con la madre naturaleza: los na’vi.

Mucho más altos y poderosos que nosotros (y quizás también más guapos), estos carismáticos indígenas sostenían además un objetivo claro: ¿su razón para vivir?, combatir nuestra humana codicia y recuperar su independencia en una aventura repleta de momentos mágicos. ¿Te convertirías en na’vi para vivir esa experiencia? Di la verdad: resultaría muy difícil resistirse.

Avatar, de James Cameron

Ready player one, de Steven Spilberg, fue mucho menos sutil en sus planteamientos. Esta nueva cinta dibujaba una humanidad que directamente ya prefiere vivir en un universo virtual llamado OASIS, antes que hacerlo en un mundo real cada vez más desesperanzador y sombrío. El punto de conexión con Avatar es la aventura; la diferencia, que ya no te conviertes en una versión azul de ti mismo, sino en aquello que más deseas.

Helen Harris se transforma en el fornido Aech; Daito es en realidad Akihide Karatsu, un niño japonés.

Ready player one, de Steven Spielberg

Volvamos ahora los ojos hacia el presente. A esa tecnología incorporada al mundo laboral, que como bestia autoritaria y hostil expulsa cada vez a más personas que de la noche a la mañana dejan de ser necesarias. A esos afortunados trabajadores que siguen siendo necesarios y que, en contraposición, no tienen derecho a queja. A nuestras viviendas que nos cuestan un ojo de la cara, aunque paradójicamente sean más pequeñas que nunca. A esas redes sociales y reality shows, vendiéndonos vidas que nuestros bolsillos no alcanzan a poder comprar. A esos cánones de belleza inalcanzables que nos hacen sentirnos tan frustrados, inseguros e infelices. Y todo ello aderezado por una pandemia que vuelve a la realidad mucho más opresiva y oscura. Alcohol y ansiolíticos son el pan nuestro de cada día en esta vida quieta, parada, monótona, aburrida y cara. ¿No querrías mudarte a algún otro universo? Piénsalo.

Las bases están sentadas. Ahora solo nos falta que alguien nos ofrezca el billete.

Universo paralelo, El Confidencial

“Un grupo de inversores acaba de invertir 1000 millones de dólares para crear el ‘metaverso’, un universo paralelo al mundo físico formado por mundos virtuales interconectados en los que los seres humanos podremos vivir como en el mundo real. Suena a juego y ciencia ficción, pero puede convertirse en la siguiente evolución de internet.”

¿Sueñas con tener experiencias emocionantes? ¿Cuánto tiempo hace que no vives una aventura? Quizás lo más parecido sea la nueva serie de Netflix que te pones al salir del curro. O ese último videojuego que te compraste y que tantas horas de vida te está dulcemente chupando.

Ahora, vuelve los ojos hacia el futuro. Imagina que tienes en tu mano la opción de escapar de todo lo anterior. ¿Lo harías? El problema es que vas a ir a un lugar que no es real. Aunque, como en las anteriores películas de Cameron y Spielberg, podrás sentir que sí lo es.

Una imagen de Second life

Allí podrás ser quien tú quieras ser. Podrás cambiar tu físico sin acudir al gimnasio, tu género sin pasar por el quirófano. Quizás, también podrás volar. Todo ello sin esfuerzo. Ya. Ahora mismo. Todas tus frustraciones vitales se desvanecerían en un instante. Gozarás de una segunda oportunidad: las mieles de empezar de cero sin tener que cargar con el peso de la economía ni de la irrebatible genética. Entonces, comienzas a tener una vida allí. Sí, esa vida que siempre quisiste llevar. Acción, aventuras y experiencias alucinantes te hacen sentirte más vivo que nunca. Y triunfas, claro. No podía ser de otra manera. Tan solo necesitabas ser aquello que llevabas dentro, pero que la ofuscada realidad se negaba a concederte. Ahora, por fin, puedes llegar a ser libre…

Pero ese mundo, recuerda, sigue sin ser algo tuyo. Lo han creado específicamente para ti, y es propiedad de sus creadores y de sus inversores. Has renunciado al mundo real para vivir en esa otra parte, pero todavía no te has dado cuenta de lo que esconde su cara oculta. Puede que pronto empiecen a cobrarte por obtener todas aquellas cosas que poco a poco comienzan a convertirse en tus nuevas necesidades: una espada láser, funcionalidades especiales, superpoderes cósmicos, un unicornio. Si no tienes todo eso, ya no eres nadie aquí. Sientes ansiedad, desazón y angustia. Compruebas que ese nuevo mundo fantástico se parece cada vez más a aquel otro mundo triste que abandonaste voluntariamente. Ahora vives atrapado en un lugar irreal, trabajando duro para poder pagar tu nuevo yo, haciendo las mismas cosas que hacías en tu otra vida. Entonces, descubres al fin que te han estafado. Que te han cambiado un planeta por otro y que sigues sin tener nada. Sin ser nada. Perdiste lo poco que te quedaba, y todo a cambio de nada. Y ese mundo que abandonaste y al que renunciaste, ese que está compuesto de tierra real, tangible, material y física, ese que verdaderamente existe, ¿de quién es ahora?

El creador del universo paralelo es en estos momentos el hombre más rico del mundo. Acaba de comprar tu ciudad a tocateja, aquella en la que naciste y en la que has vivido desde entonces y hasta que decidiste mudarte al planeta que él mismo te otorgó. Planea construir aquí su decimonoveno parque de atracciones privado. Quizás, con un poco de suerte, te contrate como recepcionista telemático. Dicen que pagan bien, y te vendría muy bien el dinero. Tu casa-habitación de siete metros cuadrados se lleva bastante más de la mitad de tu escaso sueldo. Puedes rozar un poco el techo con tu pelo si te pones de puntillas; lo haces, y sientes algo parecido a la claustrofobia. Te miras en el espejo: no te gusta lo que ves. Miras por la ventana: no te atreves a salir. Entonces, te das cuenta de que solo tienes una escapatoria.

Enciende el botón azul. Conéctate a la máquina.

Postdata: Cuídate de los que te ofrecen nuevos paraísos.

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