La verdadera cuarteta

su belleza era tan pura

que parecía una máscara

su perfil una escultura

su risa una canción

sus manos eran dos noches

de las que nunca se acaban

su pecho y sus caderas

las riveras de su corazón

su boca una ciudad

en estado de alarma

su paso el desfilar

de una comparsa a la muerte

su lengua el diccionario

de las prohibidas palabras

sus ojos eran el mundo

abandonado a la suerte

su piel era la flor

de la canela en la rama

su vientre un altar

para trovar en privado

y encerrada entre costillas

misterios de su alma

y en su espalda las lágrimas

de amor del pasado

por más carnavales que anduve

y mujeres que confundí

con el amor que no tuve

con una nube de mí

nunca había visto una musa

de piel, de carne y de hueso

como si fuera una luna

debajo del universo

y a ustedes no les sonará su cara

si acaso yo se la presento

no es la calle que en su día yo cantara

es la mujer profunda y clara

que andaba dentro.

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