Espada y Damocles

Soy cigarra, su pan para hoy

y dejarlo todo para un mañana eterno.

Soy un consciente

insensato

perfecto.

No estoy ciego, me tapo los ojos para mirar donde quiero.

Quiero

permanecer

quieto.

Soy porque no soy, que si fuese no sería

más

que lo que quieren

otros,

que lo que ven tus ojos,

siendo

a la vez

Espada

y Damocles.




Pasodoble a Juan Carlos Aragón

Será que la sábana santa
No es más santa que la mía,
O que la noche compañera
Me resucita más que el día.
Será que ahora la poesía
Se atraganta en la Caleta
Y pa dejar pasar las letras
Hay que lanzarse a la bebida.
Será que una ventolera frente al mar
Vale más que trabajar,
O que este viral encierro
No puede tumbar los besos
Ni el deseo de negra amante, ¡ay!, en mi piel…
Será que eres libertad.
Será que desde la tierra
Los faros miran al cielo
Desde el mayo puñetero
Que huérfano dejó a la guerra.
Será que ni las canciones
Saben ya a bombo y latido.
Será que estás dormido
Roncando por mis venas
Pero no te da pena
Dejarme enloquecido.
Y esta noche, escondido,
Voy a cantarte el Credo
Y que mi vida y mi muerte se marchen contigo
¡Ay, marea adentro!

A don Juan Carlos Aragón Becerra, poeta de poetas.

Salud, libertad y juancarlismo.






Gracias, Capitán, por tanto Veneno

Para los que no tengan la suerte de ser o rondar por Cádiz durante el mes de febrero, Juan Carlos Aragón Becerra será una figura completamente desconocida. Licenciado en Filosofía y Letras, profesor y escritor de poesía, novela y ensayo, Juan Carlos es sobre todo conocido por ser una de las personalidades más representativas y prolíficas del carnaval gaditano, siendo autor de más de cuarenta obras repartidas entre las modalidades de chirigota y comparsa. Para que entiendan un poco la dimensión de su figura, sepan que en Cádiz ser Juancarlista no significa precisamente ser borbónico ni monárquico. Sirva esto de introducción, pero vayamos por fin al grano.

El triste asunto que me ha llevado hasta aquí es que el pasado viernes día 17 de mayo falleció de una manera tremendamente prematura, a punto de cumplir los cincuenta y dos años de edad. Dejándonos a todos desolados y en adelante huérfanos de sus crónicas cantadas, siempre certeras y ardientes; valientes, clarividentes y puntiagudas como las flechas. Juan Carlos Aragón, también conocido bajo el seudónimo de “Capitán Veneno”, poeta y revolucionario fielmente comprometido con su época, se comía el mundo por febrero y lo deglutía con rabia, para luego cagarlo en forma de una obra de arte inigualable e inimitable. Pero, ante todo, completamente insustituible. De ahí lo de dejarnos huérfanos y que resulte tan difícil contener el llanto…
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A la Deriva

Soy ese que pasa el balón antes de lanzar al aro,
El que huye del amigo que mañana será enemigo,
El que se hunde en el mutismo hasta que se le abren los poros de la párpados,
El que nunca quiso dejarse ver, ni jugar al fútbol.
Soy el que se perdió en las pantallas antes de siquiera verlas,
El que siente escalofrios cuando toca algo bonito,
El que ríe a costa de todos y no acepta ser motivo de burla,
Ese débil que aspira a dictarte, aun en su débil conducta.
Soy la muerte disfrazada de vida,
Soy la vida engañando a la muerte,
La incomprensible presión de la conexión forzosa,
La incompatible norma de una sociedad imposible.
Soy la diferencia, la inseguridad, la compasión, la locura,
Soy la huída, la cobardía, la desobediencia obediente,
El adiós dentro del hola, la ausencia y también la gente,
La espuma, la pasión y la cresta de la ola.
Llanto y risa, mal y bien,
Y la espesura de las circunstancias. Leer Más