Como a la noche cantan los grillos y a la mañana los gallos, a las cuatro de la tarde sale la gente a andar. No van a ninguna parte: van, pero sin ir. Caminan en círculos, sin sentido. O sin más sentido que aliviar la mala conciencia de un cuerpo demasiado oprimido por la grasa y el colesterol. Leer Más