Más Madrid, menos Podemos y un sacrificio necesario

Si algo hemos podido aprender de las recientes elecciones generales y municipales, es que ya no queda ilusión en el voto. La democracia, más que como una fiesta, se presenta hoy como una amenaza que abre las puertas a los diferentes monstruos; y en consecuencia, la movilización popular se reduce a evitar que esos monstruos lleguen a tocar poder.

Porque actualmente, más que votar a un partido, se vota precisamente para que un partido no salga. El voto es propiedad casi exclusiva del miedo; de un miedo que oscila y que cambia fácilmente de manos, mientras que las estrategias político-mediáticas reaccionan, aprenden bien las lecciones –o de las hostias- y se limitan casi únicamente al sencillo papel del copia-pega.

Paralelamente a esto, no hay que olvidar que el coste o desgaste de prometer la utopía es tremendamente alto, sobre todo frente a aquellos que ya viven su propia utopía –y que no dudarán en vendernos este fracaso como el resultado lógico de una imposibilidad de base. Porque no nos engañemos: en lo que a la derecha respecta –y descontando la colaboración inestimable de los obreros alienados-, uno se mueve precisamente para permanecer quieto.

Y los datos, como siempre, están dispuestos a corroborarlo. Leer Más


Bucle

Deben de ser las 3. Enciendo el televisor y voy alternando los Deportes de Cuatro con los de La Sexta, esperando, sin fortuna, ver un poco de deporte. Tras diez minutos de declaraciones en la zona mixta –incluida una cámara lenta analizando cada uno de los microgestos de Cristiano Ronaldo-, pierdo la poca paciencia que me quedaba. Aún quiero ver los goles de anoche, pero no estoy dispuesto a esperarlos en esta sección de fútbol del Sálvame.

Hace ya tiempo que no soporto ver las noticias. Pero siendo consciente de la hora que es, me resigno a que cualquier zaping me lleve hacia ellas:

«Venga, va, si es sólo un momento… Si es por hacer algo de tiempo. A ver qué mierdas dicen –me animo a mí mismo- ¡Igual hasta te ríes!». Leer Más


La fiesta de la democracia (siempre que el guion se cumpla)

Mientras se reconocía la tragedia de la crisis, los medios sembraban la preocupación de que en algún país europeo llegase al poder algún gobierno dispuesto a cambiar las políticas dominantes. Sucedió en Grecia ante las elecciones de mayo de 2012. En este país, dos partidos, los conservadores de Nueva Democracia y los socialdemócratas del PSOK, llevaban décadas alternándose en el gobierno y ahora aplicando ambos las políticas y los recortes que han sumido a los griegos en la desesperación. La víspera de las elecciones, la prensa española afirmaba que «a tenor de los datos de los sondeos, en el más optimista de los escenarios Nueva Democracia y PSOK pactarían un ejecutivo de coalición» (El Mundo, 5 de mayo de 2012). No se entiende que la crónica electoral se pronuncie afirmando que el mantenimiento del poder por los mismos que han llevado al país a la crisis será el escenario más optimista.
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