El pobre pide limosna y el gitano grita en la cárcel

Un gitano ha sido detenido, y el pueblo entero lo mira con reproche y odio. “La cárcel es el único lugar para ti”, o “Estos gitanos ya no respetan nada”, se oía decir a las multitudes sin rostro. Un pobre hombre pide limosna en la puerta de la iglesia. Entra el terrateniente, perfumado y bien vestido. “Aquí no”, piensa él, «Ese hombre huele mal», y su color negruzco le horroriza. Quizás suelte alguna monedita en el cepillo de la iglesia, eso sí; y si hay suficientes al final del día, y el mendigo continúa para entonces allí tirado, probablemente se lleve algo con lo que poder cerrar el puño. Así, el párroco y el rico se ganan su derecho al cielo y el pobre mantiene su fe…

en lugar de ir a robar a casa del terrateniente. Leer Más