Padre, tengo dudas

Un creyente tiene dudas. En el Gran Muro de Verdades sobre el que se asientan sus creencias, un terremoto de preguntas ha hecho bailar sus cimientos, desafiando la lógica divina y cuestionando la materia misma con la que se eleva su fe.


—Padre. Si Dios lo perdona todo, ¿por qué no perdonó a Eva?


—Pero, padre, si existe el libre albedrío, ¿cómo se explica el Gran Diluvio?


—Y hay otra cosa que no entiendo… Si Jesucristo murió por nosotros, ¿por qué tantos pueblos han muerto en el nombre de Jesucristo?


–Ah. Y otra cosa. ¿Cómo puede ser Dios a la vez un padre y su propio hijo?


—Y si Dios está con los pobres, ¿cómo es que su nombre aparece estampado en el dólar? «In God we trust…»


—Por otra parte, si Jesucristo resucitara hoy, ¿se manifestaría en contra de la amnistía?


—¿Y denunciaría una conspiración homosexual feminazi?


—¿Se ofendería porque un joven ha puesto su cara a una imagen suya con Photoshop?


—¿Y exigiría a los gobernantes la militarización de las fronteras para impedir la invasión de los más necesitados?


—¿Crees que participaría del debate lingüístico sobre «todos, todas y todes»? ¿De verdad no tendría nada mejor que hacer?


—¿Y sería blanco como la nieve, aun habiendo nacido en Palestina?


—Si no tengo mal entendido, INRI significa «Jesús de Nazaret, rey de los judíos». ¿Sería capaz de aplaudir entonces el genocidio de su gente a manos de Israel? ¿No te parece una paradoja todo lo que está sucediendo allí?

—Padre, según he leído, en la Biblia se contabilizan 2 270 635 muertes a manos de Dios, y solo 10 se atribuyen a Satanás. Yo ya no sé si existe Dios… pero si existe, ¿tiene perdón de Dios?

Ahora, un cura se encuentra en una encrucijada. En el Gran Muro de Verdades sobre el que ha asentado su vida, el terremoto de preguntas de este creyente ha desestabilizado sus cimientos, desafiando la lógica divina y cuestionando la materia misma con la que se eleva su fe.

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